Contaré mi día a día, aquí, donde nadie ve lo que escribo, es decir, el tampoco. Desde que empecé el colegio, no me levanto con las mismas ganas, ganas no por ir al colegio, sino por verle a él y que me dedique esa sonrisa olvidada allá por febrero. Después de tanto tiempo, nos hemos juntado medianamente todos en el patio, me he ido a sentar al otro lado de él, para evitar paranoicas miradas, pero se han adelantado y me he tenido que sentar en frente, donde las miradas eran fáciles.
Toca el timbre, nos levantamos todos, nos alejamos de aquel lugar unos seis metros, todavía me alcanza la vista, miro hacia atrás, y me encuentro con esos pitillos aún sentados en el suelo frío de aquel colegio, tenía la mano agarrando el móvil y pegada a la oreja, y tenia la mirada perdida, bueno o eso es lo que mis ojos me dejaron ver. Me gustaría hablar de más cosas, pero no tengo en mi cabeza nada más de lo que hablar, lo sé, es un poco triste, que quiera a alguien de esta manera, y en una constante ignorancia, y que mi vida se base en él, bueno en el “él” del pasado. Estoy empezando a pensar, que verdaderamente, tal vez, sí sea una obsesión. Una mala, trágica, odiosa y malvada obsesión.
Me ha encantado tu blog y te sigo. Te lo juro me has llegado con esta entrada. He sentido mi corazon acelerarse, escribes muy bien en serio. Creo que yo también conozco ese sentimiento, se fuerte, todo se supera.Enhorabuena, por el gran blog.
ResponderEliminarPorfavor pasate por el mio y sigueme si te gusta, te lo agradeceria. Un beso enorme desde
Me encanta tu blog, y la verdad es que este pequeño pensamiento es algo que se me pasa a mi muy a menudo por la cabeza. Te sigo.
Por favor pasate por mi blog y sigueme si te gusta vale?
un besito enorme desde http://tantagenteenelmundo.blogspot.com/